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VERDADES COMO PUÑOS

"'Ay de aquellos que reduzcan la explicación de un fenómeno adverso a una sola causa, porque omitirán ( y por tanto, no corregirán) las n-1 razones restantes que también contribuyeron a ello" (ANTONI BALTAR)

jueves, 27 de noviembre de 2008

Relatos urbanos


El domingo por la tarde, frío y oscuro ya, paseaba con mi familia por las cercanías de la plaza de toros Monumental. Cuando emprendíamos el camino de regreso a casa, vimos lo que nos pareció el inicio de una pelea entre adolescentes latinos, cuyas protagonistas eran dos chavalitas (Por cierto, hago notar que en los medios se tiene una especial querencia por la expresión "reyerta", en lugar de pelea, especialmente si hay gitanos y navajas por medio). En efecto, pasamos a su lado y la discusión verbal continuaba, y a los pocos instantes, ya se estaban propinando empujones, patadas y tirones de pelo las dos mocitas...



... A este punto me sentí obligado a intervenir, y para cuando llegué de nuevo al lugar de los hechos ya estaban las jóvenes contendientes en el suelo, asidas la una a los pelos de la otra, y propinándose patadas y golpes con las extremidades libres. La mayoría de acompañantes de las litigantes permanecía impasible ante tan agresivo panorama. Me dio tiempo a recriminar la indolencia de los muchachitos antes de meterme en la faena. Otro adulto ya intentaba separarlas, y las conminaba a soltarse las cabelleras. Yo elegí a la contendiente más próxima a mí, y traté de separar su mano de los cabellos de la otra. Conseguido esto, la levante y quise alejarla del ring callejero, pero de repente se volvió y le atizó con la palma abierta en la cara a otra de las chicas, imagino que del grupo afín a la rival.


Finalmente la tomé firmemente, pero con suavidad, de los hombros, y me la llevé. A mí derecha se nos unió otra chiquilla, de muy escasa estatura y edad. Miré en derredor para ver si venía alguien más, lo cual no sucedió, así que extremé las precauciones porque estaba claro que "nuestro" bando estaba en franca minoría... Al principio del suceso, confieso que lo que más me había impresionado había sido no tanto la corta edad de las pugiles, sino tratarse de chicas. Pero en aquel momento lo que me llamó poderosamente la atención fue la reacción de la jovencita: yo esperaba resistencia por su parte ante mi protección, y sin embargo reaccionó relajándose. Pude sentir el alivio que le produjo mi abrazo protector por su hombro, algo así como una presa firme, rigurosa y determinada, pero cariñosa y protectora a la vez; me sentí como si fuésemos Clint Eastwood y Hillary Swank en la espléndida Milion Dolar Baby.




Maestro y pupila



Ella agradeció seguramente que la alejase de allí, pero con su honor a salvo. Mientras profería maldiciones contra parientes varios de la otra chavala, a mi lado su pequeña amiga me mostró un mechón de pelo de la otra, sonrío y dijo " mira, me llevo un trofeo". Madre mía. Caminé con ellas un rato y las dejé sentadas en un banco. Casi the end en mi historia...



Curiosamente aquel domingo había comido en mi casa un gran amigo, compañero de aventuras de juventud, que hace cierto tiempo se ha convertido al islamismo. Él bromeó conmigo acerca de si me animaría a hacer el Ramadán, lo cual denegué explicándole que, debido a la dieta que llevo a cabo relacionada con mi práctica deportiva, necesito comer unas 5 ó 6 veces diarias. Él me comentó : " cuando llevas días haciendo el ayuno de Ramadán, llega un momento en que "si, qué se yo, delante tuyo se están peleando, ni te inmutas...". Horas más tarde, pensé yo: "menos mal que no hago el Ramadán, porque de lo contrario, no hubiese podido mediar para acabar con la pelea de las chicas" :-)





Por cierto, que aquella tarde mi amigo me preguntó de súbito durante la sobremesa por dónde se ponía el sol. La pregunta me sorprendió, y me aclaró que era para "echarse un rezo". Le dejé una mantita y le conduje a la habitación de mis hijas. La pequeña estaba jugando por allí, pero él me dijo que no le molestaba. Oró, y luego me comentó: "tu pequeña ya puede decir que ha presenciado un rezo musulmán". Y es cierto. En esta etapa de mi vida me considero ateo; y mis hijas, que van a una escuela de inspiración cristiana y están bautizadas por la iglesia católica, no rezan ( al menos en casa). Asi pues, curiosamente la primera oración que se ha escuchado en nuestro hogar ha sido islámica! :-)





1 comentario:

Nacho Cembellín dijo...

jajaja... muy buen post... cinco veces al día???... no seas tan rigido, yo debo comer seis, siete... siempre tengo hambre..;)